La globalización como fenómeno y como proceso es
indudablemente el motor no solo de la economía, sino de los principales
aspectos y expresiones de la vida cotidiana del hombre de estos tiempos. De la
mano de las nuevas tecnologías, las fronteras nacionales se han virtualmente
eliminado, dejando como resultado un espacio global que tiene sus ventajas y
sus desventajas en cada uno de los terrenos. En el caso de la economía, la
transformación en la realidad ha hecho que cualquier clase de evento o de
suceso que tenga lugar en las principales potencias del mundo afecten de una u
otra forma a los distintos países, sus empresas y sus habitantes, quienes
terminan siendo en definitiva, rehenes de una situación que a veces puede ser
provechosa pero que en otras tantas oportunidades resulta negativa. Para poder
evitar esta clase de impactos, y para poder sumarse al mercado internacional de
manera efectiva, resulta trascendental que aquellas personas que ocupan lugares
de importancia en una compañía, se capaciten al más alto nivel y en espacios
como la maestría de finanzas, a fin de conocer y de disponer de las mejores
estrategias para conducir a sus espacios al éxito en términos comerciales.
Un ejemplo claro, concreto y reciente de la realidad
antes planteada tuvo lugar la semana pasada, cuando el Congreso de Estados
Unidos aprobó elevar el límite de la
deuda del país con vigencia al 7 de
febrero, así como la reapertura total de los servicios del Gobierno
federal al 15 de enero. Con ello, las naciones más ligadas a Estados Unidos, como México, respiran tras la amenaza deun “default” presupuestario, así como los daños que generaron los 17 días de
parálisis parcial en los servicios federales. Ambos hechos han tenido notorios
efectos económicos en nuestro país en lo que va del mes. La Bolsa
Mexicana de Valores tuvo jornadas a la baja, más de lo previsible.
Los maquiladores de Tijuana presentaron afectaciones diarias entre
270 mil y 300 mil dólares en las operaciones de transporte de mercancías desde
y hacia Estados Unidos, debido a la reducción de personal y al tiempo de espera
en las aduanas, según la Asociación de Industriales de la Mesa de Otay.
Esta es tan solo una demostración de cómo las situaciones
que se plantean a miles de kilómetros de aquí pueden afectar de forma nociva
contra las empresas locales, las cuales poco pueden hacer para evitar sufrir
estas crisis que se desarrollan periódicamente. Precisamente, una de las pocas
cosas que pueden hacer para evitar sentir ese impacto, es la de apostar a la
formación de sus dirigentes, los cuales deben cursar y aprobar las maestrías de
finanzas más modernas y jerarquizadas como forma de acceder a los saberes más
necesarias en lo que al manejo de la economía se refiere.
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